Para todos los públicos

Educar a nuestro perro no una es tarea de un día, es un trabajo para toda la vida. Por ello os recomendamos que os arméis de paciencia desde el primer día.

La paciencia con él es fundamental. Perder la paciencia ante la insistencia, el alboroto o incluso los destrozos que provoque tu perro no servirá de nada en su educación, es más, puede incrementar los nervios del animal, reforzar su conducta o confirmar su necesidad de destrozar cosas para reducir su estrés. La impaciencia nos lleva irremediablemente ha cometer errores.

Vas a comenzar a tratar de moldear el comportamiento natural de un animal y por desgracia no hablamos el mismo idioma. Debes darle tiempo para que se adapte a la nueva situación, utilizar el refuerzo positivo y poco a poco te irás entendiendo con el, ya que si le regañas y le castigas no va a entender porque .

Nuestro modo de vida, en el que estamos ajetreados todo el día, causa muchas incomodidades a nuestros perros, por eso debemos aplicar la empatía e intentar meternos en su cabeza para intentar comprenderle.

Es muy importante tener claras las prioridades. No es lo mismo enseñar algún comando de obediencia básica a un perro joven que tratar de ayudar a un perro adulto a superar alguno de los diferentes tipos de problemas de conducta canina.

En una escala, la socialización canina es mucho más importante que realizar un junto, soltar la pelota o dar la pata. Practicar la obediencia le ayudará a tener herramientas, y aprender diferentes habilidades mantendrá su cerebro activo, pero cada cosa en su momento. Hay que ir paso a paso para que lo que vaya aprendiendo lo aprenda correctamente y de la mejor manera posible. Tenemos que ser coherentes con lo que le pedimos y nunca pedirle cosas que le superen.

Si le forzamos demasiado lo más seguro es que comience a tener problemas de conducta, y si no conseguimos que realice alguna conducta de adiestramiento, no es el fin del mundo, es un ser vivo, seguro que otras cosas las realiza mejor que otro perro.